Historia del dinero 1/2

¿Conoces la historia del dinero? ¿Cual ha sido su evolución a través de cientos de años? Comencemos desde sus inicios.

El oro, la sal, los bancos y el dinero digital

Antes de que existiera el dinero tal como lo conocemos hoy en día, las transacciones se realizaban mediante el trueque. Las personas intercambiaban bienes y servicios directamente, por ejemplo, alguien que tenía exceso de trigo podía intercambiarlo por herramientas con un herrero. Sin embargo, este sistema tenía limitaciones, ya que era difícil encontrar a alguien dispuesto a realizar un intercambio mutuamente beneficioso.

La sal

Con el tiempo, las sociedades comenzaron a utilizar objetos valiosos como medio de intercambio. Estos objetos, conocidos como "dinero mercancía", tenían valor intrínseco en sí mismos. Algunos ejemplos de dinero mercancía incluyen el ganado, las conchas marinas, el tabaco, el oro o la sal.

En la antigüedad, la sal era una mercancía muy preciada y escasa en muchas regiones del mundo. En algunas culturas, como la romana, la sal se utilizaba como parte del salario de los soldados, lo que dio origen a la palabra "salario". Además, los romanos pagaban a sus soldados una asignación especial llamada "salarium argentum" (dinero de la sal) que se utilizaba para comprar sal.

En otras partes del mundo, como China, la sal también desempeñó un papel importante en el comercio y la economía. Durante la dinastía Tang, en el siglo VIII, el gobierno chino estableció un monopolio sobre la sal y creó una oficina gubernamental dedicada a su producción y distribución. La sal se convirtió en una forma de impuesto y se utilizaba como medio de intercambio en muchas transacciones comerciales.

En la Edad Media, el comercio de la sal se convirtió en una fuente importante de riqueza para muchas ciudades europeas. En ese momento, la sal era un bien escaso y se utilizaba para preservar alimentos, especialmente carne y pescado. Las ciudades que tenían acceso a salinas o rutas comerciales de sal se beneficiaban enormemente, y la sal se convirtió en una forma común de pago para los trabajadores.

Con el tiempo, el desarrollo de tecnologías y técnicas de conservación de alimentos redujo la dependencia de la sal como conservante. Además, se descubrieron y explotaron nuevas fuentes de sal, lo que hizo que su escasez disminuyera y su valor como medio de intercambio se redujera.

Hoy en día, la sal ya no se utiliza ampliamente como medio de intercambio o dinero. Sin embargo, su importancia histórica como una forma temprana de dinero y su valor como recurso vital siguen siendo parte de la historia económica y cultural de la humanidad.

El oro

El oro y otros metales preciosos se convirtieron en una forma popular de dinero mercancía debido a su durabilidad y escasez. Las personas aceptaban estos metales como pago porque sabían que también podrían intercambiarlos por otros bienes y servicios en el futuro.

A medida que las sociedades se volvieron más complejas, surgió la necesidad de una forma de dinero más portátil y fácil de manejar. Es aquí donde entran en escena las monedas acuñadas. Las primeras monedas aparecieron alrededor del siglo VII a.C. en Lidia, una región que actualmente forma parte de Turquía. Estas monedas estaban hechas de una aleación de oro y plata llamada electrum y tenían un valor estandarizado impreso en ellas.

La invención de las monedas acuñadas facilitó los intercambios comerciales y permitió un mayor desarrollo económico. A medida que las civilizaciones antiguas crecían, otras culturas adoptaron el uso de monedas, como los griegos y los romanos.

Fue entonces cuando los herreros empezaron a desempeñar un papel crucial, no solo como expertos en la manipulación del metal, sino también como custodios de dichas monedas. Dado que trabajaban con metales preciosos, tenían la capacidad de almacenar y proteger las monedas en sus talleres o forjas. Esto les otorgaba una posición de confianza, ya que se consideraba que los herreros tenían la experiencia y los recursos necesarios para salvaguardar las monedas de posibles robos o daños.

En algunos casos, los herreros incluso podían tener una función adicional como cambistas, es decir, intercambiando monedas de diferentes valores o monedas extranjeras. Esto les daba un papel aún más destacado en la economía local, ya que actuaban como intermediarios entre los comerciantes y la moneda en circulación.

Con el tiempo, a medida que las sociedades evolucionaron y surgieron instituciones financieras más formales, la importancia de los herreros como custodios de monedas disminuyó. Las casas de moneda se establecieron para acuñar monedas de manera estandarizada y los bancos asumieron el papel de custodios de fondos y valores.

A medida que los imperios coloniales europeos se expandían, se descubrieron grandes cantidades de oro en América, lo que llevó a un aumento significativo en la disponibilidad de este metal precioso.

El patrón oro se estableció durante el siglo XIX y principios del XX, donde los países vincularon el valor de sus monedas a una cantidad fija de oro. Esto proporcionó estabilidad y confianza en los sistemas monetarios.Durante la Gran Depresión en la década de 1930, muchos países abandonaron el patrón oro para implementar políticas monetarias más flexibles y estimular sus economías.

Aunque el patrón oro ya no está en vigencia, el oro todavía se considera una reserva de valor en la actualidad. Durante las crisis económicas y las turbulencias financieras, los inversores tienden a buscar refugio en el oro como una forma de proteger su riqueza. El oro también se utiliza en la industria de la joyería y en aplicaciones tecnológicas, lo que contribuye a su demanda continua

Origen de los bancos

El origen de los bancos se remonta a la antigua Mesopotamia, alrededor del tercer milenio antes de Cristo. En aquella época, los comerciantes y agricultores necesitaban almacenar sus bienes de valor, como granos o metales preciosos, en un lugar seguro. Para satisfacer esta necesidad, surgieron las primeras instituciones que podríamos considerar como bancos.

Uno de los primeros ejemplos de estas instituciones bancarias fue el Templo de Esagila en Babilonia, que operaba como un centro de almacenamiento de excedentes agrícolas y metales preciosos. Los sacerdotes del templo asumieron el papel de banqueros, proporcionando préstamos a los agricultores y comerciantes, y llevando registros de las transacciones. Además, emitían recibos que podían canjearse por los bienes depositados, lo que en cierta medida se asemeja a los billetes de banco modernos.

En la antigua Grecia, durante los siglos VIII y VII antes de Cristo, surgieron los "trapezitas" o "trapezitai", que eran los primeros banqueros profesionales. Estos banqueros se reunían en las "trapezas" o mesas donde realizaban sus transacciones. Su función principal era facilitar el comercio y las transacciones financieras, aceptando depósitos de dinero y otorgando préstamos a cambio de intereses.

En la antigua Roma, las finanzas también desempeñaron un papel importante. El templo de Juno Moneta, construido en el siglo III a.C., fue el lugar donde se acuñaron las monedas romanas. La palabra "moneda" deriva precisamente del nombre de este templo.

A medida que avanzaba la Edad Media, los banqueros y prestamistas se hicieron más prominentes en ciudades como Florencia, Venecia y Génova. Los comerciantes italianos, en particular, desarrollaron una sofisticada red bancaria internacional, que incluía letras de cambio y créditos documentarios. Estos banqueros italianos se convirtieron en intermediarios financieros esenciales para las casas reales y los comerciantes europeos.

En el siglo XVII, surgen los primeros bancos modernos en Europa, como el Banco di San Giorgio en Génova (Italia) y el Banco de Ámsterdam en los Países Bajos. Estas instituciones ofrecían servicios de depósito, préstamos y emisión de billetes. A medida que la economía mundial se expandía con el comercio transatlántico y la colonización, surgieron bancos en otras partes de Europa, como el Banco de Inglaterra en 1694.

A partir del siglo XIX, con la Revolución Industrial y el crecimiento económico, se produjo una explosión en la creación de bancos en todo el mundo. La función de los bancos se diversificó y comenzaron a ofrecer servicios como la gestión de cuentas corrientes, el intercambio de divisas, la inversión y el crédito a gran escala.

En la actualidad, los bancos se han convertido en instituciones fundamentales para el funcionamiento de las economías modernas. Ofrecen una amplia gama de servicios financieros, incluyendo cuentas de ahorro, préstamos, tarjetas de crédito, inversiones y asesoramiento financiero.